(1901-1925) Es un joven que nació, vivió y murió y ah sido elevado a los altares en el siglo XX. Nació en Turín (Italia) en 1901, murió el 4 de julio de 1925 tras una brevísima enfermedad ya ha sido beatificado en 1990 por Juan Pablo II.
Fue Hijo del que fuera fundador, director y propietario del diario La Stampa, senador y embajador de Italia en Alemania en la época en la que nace el fascismo musoliniano, estuvo desde niño en contacto con los problemas sociales y políticos de su época. De su madre, profundamente creyente, recibe desde sus primeros años una sólida formación cristiano.
Fue un chico normal, deportista, gran amigo de la montaña, no muy buen estudiante, quizás porque era de esos que estaban en todas las movidas: miembro de la Sociedad de Alpinistas, de la Conferencias de San Vicente de Paúl, dedicado a la atención de los pobres, a los que visitaba semanalmente en sus casas tratando de acercarles apoyo y ayuda material en un tiempo, el posterior a la I Guerra Mundial, de honda crisis económica, miembro también de la Democracia Cristiana, en el que militaba con convencimiento… y de la Tercera Orden Dominicana.
Su carácter decidido, asiduidad en al oración y sus ansias de profundizar en el conocimiento de la verdad, de la que era un auténtico enamorado, le llevó a comprometerse como dominico seglar en mayo de 1923, entrando a formar parte de la fraternidad de laicos del convento de Turín.
Fue un propagandista ardiente del carisma de Santo Domingo entre los estudiantes del Politécnico donde cursaba sus estudios. Se dice de él que “no fue un intelectual capaz de poner toda su vida al servicio de su pensamiento, sino más bien un hombre de acción decidido a meter todo su pensamiento al servicio de la vida. Por acción entendía obrar cristianamente y extendía su campo tanto a la vida interior como a las obras externas. Obrar para él era, sobre todo, vivir, o sea, pensar, sentir, amar, … El centro de la acción para él era estar en el corazón de Dios, que es Amor. En toda su vida de estudiante fue un joven piadoso, a los pobres daba lo poco que poseía, a los privados de afecto su cercanía, a los no creyentes su ejemplo del justo que vive por su fe y los acercaba a Dios.
En los últimos años de su vida encarnó espléndidamente el carisma dominicano: proclamar en voz alta y con su conducta la experiencia que tenía de Dios.
Pier Giorgio Frassati fue un joven laico dominico italiano miembro de la Acción Católica, institución en la que ingresó a los 15 años de edad; fue un gran montañista, escaló los Alpes y el Valle de Aosta.
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